A nivel de organización de eventos Eurovisión es esos eventos dignos de estudio, por la relevancia, magnitud y complejidad que entraña su realización.
La gala es organizada por la Unión Europea de Radiodifusión (UER) desde mediados del siglo XX, naciendo en un escenario postbélico marcado por la Guerra Fría.
Desde el inicio se dio gran importancia a la opinión del público, pues se quería realizar un evento cercano, huyendo de las decisiones y opiniones de la industria y sus profesionales, para evitar que cualquier persona con intereses dentro del sector de la música influyese en la decisión de quien debía ganar el concurso.
La primera edición tuvo lugar en 1959 en Suiza, desde ahí ha sufrido muchos cambios y ha evolucionado al evento de nuestros días.
La edición del año 2024 ha estado marcada por:
- La visibilización de la diversidad e inclusión al salir ganadora una persona no binaria, con un gran impacto social.
- En España se hizo un gran trabajo de marketing para dar a conocer su canción en muchos países, pero no se materializó en votos.
- Como ha ocurrido desde sus inicios, es un evento donde música y política están demasiado entrelazadas. La gala de Eurovisión 2024 ha estado marcada por un fuerte contexto político,lo que ha puesto a prueba la capacidad del festival para mantener su neutralidad y unir a las personas a través de la música.
- La exclusión de Rusia y participación de Israel ha supuesto destinar muchos recursos a la diplomacia y la seguridad.
- Muchas personas, también entre el público, no aprobaron estas decisiones y lo expresaron con manifestaciones en los exteriores del recinto en el que se celebraba el festival y abucheos cada vez que Israel era protagonista.
- Las críticas a la organización también le llegaron por parte de la Comisión Europea al haberse prohibido el acceso y visualización de la bandera de la UE, el máximo símbolo de la Unión de Europa. Y eso que desde el año 2023 está permitida la entrada de la bandera arcoíris.
Conclusión:
El festival de este año obligó al Protocolo a desarrollar sus artes para trabajar la diplomacia y no dañar su imagen.