DE LO QUE NOS GUSTA HABLAR

Netiqueta en los grupos de aplicaciones de mensajería instantánea (WhatsApp, Signal, etc.)

El fenómeno de los grupos digitales

En un mundo hiperconectado, donde las relaciones personales y profesionales transcurren también en la esfera digital, los grupos de WhatsApp se han convertido en verdaderas ágoras contemporáneas.Sin embargo, no siempre somos conscientes de que pertenecer a un grupo implica una forma de convivencia, con sus propias reglas, códigos y compromisos.

Crear un grupo es crear una comunidad

Lo digo siempre, en todos los Manuales Internos de Protocolo que creo para empresas e instituciones y en cada formación que me contratan temas digitales, abrir un grupo no es solo una acción técnica, es un acto simbólico de fundación de una comunidad con implicaciones estructurales. Cada grupo tiene una identidad, los hay operativos, reflexivos, relacionales, etc. Pero en todos los casos, si no se definen desde el inicio unas normas claras de participación, comportamiento y convivencia, se corre el riesgo de caer en la anarquía digital.

Un grupo es una nueva comunidad, donde se activan jerarquías, liderazgos, silencios, afectos y códigos expresivos. Y, como cualquier comunidad humana, requiere un marco normativo que debe reflejarse por escrito, para establecer las condiciones de confianza que hagan posible la palabra compartida.

Normas esenciales desde el principio:

  • Objetivo del grupo (y lo que no es el grupo).
  • Frecuencia esperada de participación.
  • Tono comunicativo.
  • Comportamientos que implican advertencia o expulsión.

¿Qué es la netiqueta?

La netiqueta es el conjunto de normas de convivencia digital que regulan la interacción en entornos virtuales. Se aplica tanto en redes sociales como en grupos de mensajería instantánea, y responde a una máxima universal:

la buena educación también tiene versión digital”.

Todo grupo debe ser un espacio seguro

Las personas deben poder expresarse en un grupo sin temor a ser juzgadas, expuestas o ridiculizadas. Por eso, la confidencialidad es una norma básica. Compartir pantallazos fuera del grupo, tergiversar opiniones o criticar por la espalda rompe el pacto de confianza.

Participar no es opcional: es un acto de legitimidad grupal

Desde el punto de vista del Protocolo como gestor de vínculos, la pertenencia conlleva un deber de participación proporcional al espíritu del grupo.

En un entorno deliberativo o de reflexión, el silencio puede convertirse en una forma de exclusión simbólica. Quien nunca interviene se autoexcluye y bloquea el flujo colectivo de sentido.

Aportar, argumentar, preguntar o reforzar lo dicho son formas activas de pertenecer. La pasividad crónica sin justificación debilita el grupo, lo distorsiona y vacía de contenido compartido.

“La pertenencia no es solo estar, es aportar. El silencio puede ser tan destructivo como una crítica malintencionada”

La violencia pasiva existe y debe ser nombrada

Existen formas de hostilidad encubierta que operan bajo la apariencia de lo inofensivo:

  • Silencios selectivos.
  • Comentarios ambiguos o irónicos.
  • Intervenciones que invisibilizan, ignoran o deslegitiman aportes anteriores.
  • Dinámicas de exclusión sutil o burla recurrente.

Todos estos comportamientos son formas de microviolencias, y el grupo que las permite, se contamina. Estas conductas pueden deteriorar la autoestima, generar inseguridad y contaminar el entorno grupal, por lo que no deben normalizarse ni tolerarse, pues en los casos más graves puede llegarse a situaciones traumáticas.

Críticas y disensiones sí, pero con argumentos

El disentimiento y la crítica constructiva abren caminos al diálogo que enriquecen los diferentes puntos de vista para poder llegar a los objetivos planteados y poder alcanzar otros nuevos y más ambiciosos. Por eso, es recomendable promover siempre la disidencia razonada y la empatía.

“Todo posicionamiento debe ser constructivo y argumentado.”

Una buena convivencia no requiere pensar igual, sino madurez relacional.

Las opiniones contrarias enriquecen, pero solo si están expresadas con educación, respeto y argumentos.

Criticar sin argumentar, desacreditar sin escuchar, ironizar sin proponer… no es disentir, es imponer.

La privacidad del grupo

Un grupo saludable es un espacio donde se puede hablar sin miedo, sin exposición indebida ni ridiculización. La confidencialidad no es una sugerencias sino la regla estructural de respeto.

La prohibición de capturas, reinterpretaciones interesadas, críticas públicas o divulgación de contenidos sin permiso explícito debe estar institucionalizada desde el inicio.

«Lo que se expresa dentro del grupo pertenece al grupo, bajo el principio de discreción.»

Comportamientos clave: evitar pantallazos, chismes o tergiversaciones externas.

¿Y si alguien no respeta las normas?

Cuando se produce una falta de respeto, una actitud incorrecta, un menosprecio, una burla reiterada o un silencio sistemático que bloquea la interacción, el grupo debe actuar.

Toda expulsión debe estar contemplada como herramienta de protección de la comunidad, previa advertencia y proporcionalidad,para poder cumplir con su función de restauración del equilibrio grupal, al margen de consideraciones morales.

Causas legítimas de expulsión o advertencia:

  • Faltas de respeto, ironías agresivas, sarcasmos despectivos.
  • Bullying digital o desprecio sistemático a ciertas personas.
  • Inactividad prolongada sin causa.
  • Difusión externa del contenido del grupo.

Moderación

Por todo lo anterior, administrar un grupo supone una responsabilidad, la de cuidar, interpretar, modular y proteger. Guiándose por:

  • El principio de justicia (equilibrio entre libertad y límites).
  • El principio de restitución (recuperar la armonía cuando se rompe).
  • El principio de transparencia y advertencia previa ante acciones disciplinarias como la expulsión.

Conclusión

Un grupo de WhatsApp puede ser un espacio de crecimiento o una fuente de conflicto. Depende de cómo se gestione. La netiqueta, o etiqueta digital, no es un capricho sino una necesidad social.

Porque donde hay convivencia, debe haber normas. Y donde hay palabra, debe haber cuidado.

La convivencia digital exige normas de netiqueta.

Todo grupo de WhatsApp puede ser una herramienta de trabajo pero siempre es un espacio de relación con impacto emocional, simbólico y reputacional.
Por tanto, como en todo grupo humano, los grupos digitales deben sustentarse en el respeto, la palabra justa, el disenso argumentado y la protección de la intimidad compartida.

Decálogo de netiqueta

  1. Crear un grupo no es solo abrir un chat, es fundar una comunidad.
  2. La buena educación también tiene versión digital y se llama netiqueta.
  3. Lo que se expresa dentro del grupo pertenece al grupo
  4. Participar no es opcional, es un acto de legitimidad grupal y de respeto.
  5. El silencio puede ser tan destructivo como una crítica malintencionada.
  6. La pertenencia no es solo estar, es aportar.
  7. Todo posicionamiento debe ser constructivo y argumentado.
  8. Al lenguaje digital le cuesta transmitir el tono y la intención. A veces se impone una llamada o reunión.
  9. Cada mensaje debe aportar o ser relevante.
  10. Nunca des por hecho que la otra persona entiende tu estado de ánimo.

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