Alegato contra de los zapatos de tacón y el maquillaje

Alegato contra de los zapatos de tacón y el maquillaje

Autora: Margarita Murillo García

Hoy comparto mi alegato en contra de los zapatos de tacón y el maquillaje.

Cualquier profesional de Protocolo y cualquier persona que organiza un evento, por pequeño que sea, quiere que el evento que está organizando sea un éxito, expectativa que incluye que la gente lo disfrute.

Todo el esfuerzo de organización de un evento se destina a que se entienda el mensaje que se quiere transmitir, pero también, que las personas que asisten se sientan cómodas y disfruten.

Una de las normas básicas es que no se invita para ofender. Por tanto, en el espíritu de esta norma está que todas las personas invitadas se sientan a gusto.

Pero, pese a todo lo dicho, lo cierto es que las mujeres se sienten obligadas por una norma, no escrita, a llevar tacones e ir maquilladas a los eventos que asisten.

En contra del maquillaje:

  • En general, a los seres humanos nos gusta sentirnos sanos y la limpieza es algo fundamental, sin embargo el maquillaje consiste en ensuciarse la cara con productos químicos que, muchos de ellos, estropean la piel, cuando se abusa de ellos.
  • Cuando las temperaturas son elevadas, llevar maquillaje con dignidad se hace altamente complicado.
  • Cuando el evento es muy largo o, por las circunstancias que sea, la persona en cuestión tiene que pasar muchas horas con el mismo maquillaje, se hacen obligatorios los retoques, lo que obliga a tener que llevar un arsenal de productos y contar con espacios privados para realizar la tarea.

En contra de los zapatos con tacón:

  • Una persona que está incómoda y con dolor no puede disfrutar. Solo quiere que el evento termine. Se quiere ir. Lo está pasando mal.
  • Donde manda la salud, el Protocolo no tiene nada que decir.
  • Normalmente las mujeres más poderosas e influyentes son las que más miradas captan en los eventos, convirtiéndose en un ejemplo a seguir por una gran mayoría de mujeres. Es a estas mujeres influyentes a las que se exige un esfuerzo añadido que, además les impide centrarse.

Desde hace años he retirado los tacones de mi armario, como rebeldía. Solo tengo un par que llevo años sin usar, porque yo sola no puedo hacer el cambio.

Conclusión

Como profesional de Protocolo, como anfitriona de mis eventos, como nieta, como hija, como madre, quiero que las mujeres tengan su mente centrada en lo importante o en disfrutar, según corresponda. Cuando impedimento a ello es el dolor de pies por llevar tacones, porque piensan que no pueden ir a un evento sin tacones, yo les digo que sí, pueden y deben.

En cuestión de etiqueta, la primera norma en la que debemos fijarnos es si nos corresponde llevar uniforme, por formar parte de un colectivo uniformado, como traje académico, uniforme militar, etc. La siguiente norma es la de la corrección. A partir de ahí, hay que ir descifrando el resto de claves que indicarán el código del evento, momento en el que entran otras variables, como la hora el día, al época del año, etc.

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